Uno de los grandes embajadores de España es, sin lugar a dudas el vino en sus diferentes variedades y denominaciones de origen.
Uno de los vinos más antiguos, con alrededor de 3000 años de historia, es el vino de Jerez.
De gran expansión internacional, las bodegas de la ciudad jerezana siguen con una tradición que ha traspasado fronteras.
La historia de este vino roza la leyenda, ya que ha estado presente en momentos cruciales de España, e incluso ha sido objeto de alabanza y deseo en mercados internacionales como Inglaterra o Escocia, donde hubo una época en que se consumía incluso más que en nuestro país.
El vino de Jerez, una historia milenaria
En cuanto a su origen, se cree que el vino de Jerez ya era producido por los fenicios, los fundadores de Gades (Cádiz). Según algunos yacimientos arqueológicos, éstos ya contaban con lugares donde elaborar el vino, y habrían exportado las técnicas de cultivo desde el actual Líbano. No en vano las viñas de la comarca ya abastecían al populoso e insaciable imperio romano.
Durante la dominación árabe, época en la que la ciudad era conocida como Sherish, se seguía cultivando y produciendo vino, pese a la prohibición religiosa de no consumir alcohol. Bajo el pretexto del uso de vino con fines medicinales, del alcohol para crear perfumes, y de las pasas como alimento, se continuó con una tradición ya firmemente arraigada. Además, las técnicas de regadío y otros tratamientos de la tierra mejoraron gracias a los avances de los musulmanes.
Tras la Reconquista por parte de Alfonso X el Sabio, la ciudad paso a llamarse «Xeres de la Frontera», ya que marcaba los límites con el Reino Nazarí de Granada. Durante esta época, el vino de Jerez ya era muy apreciado en la corte inglesa, ya que el rey Enrique I intercambiaba con la corona castellana lana inglesa por vino de Jerez.
Gracias a los viajes de Magallanes, el vino de Jerez llegó hasta América, ya que durante las largas travesías se consumía este vino en ingentes cantidades, debido a la peligrosidad del agua y sus condiciones poco higiénicas. Se cree que en los barcos viajaba más vino de Jerez que armas.
Durante la época contemporánea, el vino de Jerez no hace más que expandirse internacionalmente, siendo a veces objeto de ataques de piratas ingleses, o de intentos de apropiación por parte de Inglaterra. Tal era la devoción por este vino, que era más consumido fuera que dentro del país.
Actualmente, el vino de Jerez continúa su tradición y andadura dentro y fuera de España, aúnando la tradición bodeguera más arraigada con las técnicas y estándares de calidad más modernos.
Algunos datos sobre el vino de Jerez
La denominación de origen Jerez-Xérès-Sherry abarca la comarca vinícola de las ciudades de Jerez, el Puerto de Santa María, y Sanlúcar de Barrameda, e incluye los viñedos de Chipiona, Chiclana, Puerto Real, Rota, Trebujena y Lebrija.
En cuanto a las variedades de uva con las que se elabora, son Pedro Jiménez y Moscatel, para los vinos dulces, y la variedad Palomino, para los vinos secos.
Su proceso se lleva a cabo a través de la crianza en el interior de las barricas de madera, posterior al prensado de la uva y su fermentación. Esta crianza se realiza en barricas de roble no completamente llenas, dejando una cámara de aire para que puedan seguir actuando las levaduras.
Las barricas se disponen en hileras de diferentes alturas, que van desde las primeras llamadas criaderas a las ultimas denominadas, pasando por cada nivel el mosto mediante la técnica de las trasiegas, buscando que los vinos jóvenes adquieran las buenas cualidades de los vinos viejos.
Muchas de las bodegas que aún existen en la actualidad dentro de la propia ciudad de jerez, han ido creciendo y alzándose sobre los cimientos de las tradicionales casas de producción de vino que desde hace siglos elaboraban los fermentados en la zona, su posibilidad de compatibilizar una visita guiada con las excelencias gastronómicas de la zona, hacen de este lugar un bonito y destacado destino de turismo gastronómico que no debemos dejar de visitar alguna vez sobre todo en primavera, así como otros destinos vitivinícolas como la Rioja o la Ribera del Duero, de los que dimos buena cuenta en meses anteriores.
El vino de Jerez se clasifica en diversos tipos de vino, las variedades más conocidas son:
- El fino, ideal para maridar con pescados y mariscos, y también como aperitivo, de gran aroma a «flor».
- El vino amontillado, más desconocido por el público general, de aroma muy potente de madera y almendra, que marida a la perfección con quesos o arroces. Es un vino con una característica que lo hace único, el «velo de flor», una capa amarillenta que se desarrolla en la superficie del vino. Está formada por levaduras que confieren al vino un aroma y sabor únicos.
- El oloroso, de crianza por oxidación, que combina a la perfección con sabores como el queso manchego.
- El Pedro Ximénez, dulce y aromático, un tradicional vino de postre y muy usado tambien en la cocina profesional.