Vino, gastronomía y un sin fin de actividades alberga la oferta enoturística de la Ribera del Duero.
Existen muchas opciones de ocio y viajes, en las que se nos ofrecen múltiples actividades a realizar, las cuales se adaptan a todo tipo de personas pero la fusión de Vino, Ocio y cultura es una de las que más adeptos cobra en la actualidad.
En los últimos años, el turismo ya no es solo sol y playa, se han puesto muy de moda el turismo gastronómico y el que rodea al entorno del vino, el enoturismo.
España ha sabido sacar un gran partido a la gastronomía y sobre todo a uno de sus mejores acompañantes, buena producción de vino y los productos obtenidos.
Además, lo ha sabido combinar con la riqueza cultural presente en la geografía de todo el país. Este es el caso de la zona que rodea La Ribera del Duero, una intensa ruta a orillas del río que aloja, bodegas, viñedo, poblaciones y ciudades que al unísono hacen que su vivita sea inolvidable.
Un experiencia de viaje mucho más completa.
Si estás interesado en este tipo de viajes, la mejor época para realizarlo es el otoño, ya que es el momento en el que se realiza la vendimia. pero el resto de épocas de año son tambien interesantes, ya que el color de la primavera con la vid en todo su esplendor dota al paisaje de un color majestuoso, sin despreciar la acogedora oferta gastronómica que el invierno suple al no tan colorido paisaje, más pétreo y gris con el viñedo podado y los cielos generalmente cubiertos…
A continuación, destacaremos algunos de los destinos que destacamos en un apasionante viaje por la Ruta de La Ribera del Duero, en la que se pueden encontrar multiples actividades y una gran variedad gastronómica dentro y fuera de las bodegas para visitar.
Iniciamos la parada al este de la Denominación de Origen, en la provincia de Burgos, más concretamente en la cuna del lechazo, Aranda del Duero, nada mejor que comer el típico cordero asado en horno de leña y acudir a visitas a las bodegas subterráneas que aún operan en la localidad, además de finalizar la visita paseando por los parques que bordean el río Duero o dejándose impresionar por la riqueza arquitectónica de su casco antiguo. Fuera de la población podemos visitar las Bodegas de Prado Rey o el imponente Hotel bodega de Torremilanos.- Viajando hacia el oeste de la provincia, Anguix y Roa son la siguiente parada, dos núcleos que para muchos guardan el mejor terruño y por ende la mejor materia prima de la denominación de origen, sus vinos y sus poblaciones juegan al unísono en equilibrio de producto y gastronomía popular castellana que marida a la perfección. Tarsus y Condado de Haza son dos perfectos referentes respectivamente de cada uno de los lugares.
- Más al sur en Gumiel de Izán, se encuentran los que para los que no escogieron Anguix, tienen en ésta la otra zona de mayor cantidad de sus viñedos, podemos encontrar también buenos referentes como la reciente propuesta que desde el grupo Faustino de La Rioja nos ofrece en la localidad dentro de su buque insignia dentro de la denominación de origen competidora, bodegas Portia.
- Dejamos atrás la provincia burgalesa y nos adentramos en Valladolid y encontramos múltiples poblaciones que ofrecen lo mejor de este tipo de turismo. Aquí encontraremos Curiel, con gran importancia gracias a sus edificios históricos y con bodegas destacadas como las de Comenge o Legaris, muy cerca de ahí la localidad de Pesquera, en la que están ubicadas 17 bodegas para visitar, algunas de ellas de gran prestigio, como las de Alejandro Fernandez o Emilio Moro.
- Otra de las paradas obligatorias es la población de Quintanilla de Onésimo, lugar perfecto para pasear por su puente, construido en 1583 y anfitriona de la esencia echa en vino de la mano de las Bodegas Arzuaga Navarro, con su propuesta de enoturismo perfecta, vino, bodega, restaurante, hotel y Spa.
- Si lo que estamos buscando es ver campos llenos de vides, tenemos ya que llegar a Peñafiel o los pueblos de sus alrededores, donde la extensión cobra vida y no puede dejar de visitarse el Museo del Vino, instalado en el castillo de la localidad, no tiene perdida, desde lo alto nos contempla, en las cercanías de la urbe se alzan muchas de las bodegas emblemáticas que dieron y continúan dando prestigio a la oferta de gastronomía y vino de la zona, tales como las bodegas Protos, Pago de Carrovejas o Alión, perteneciente al grupo del mundialmente encumbrado mejor vino del undo «el Vega Sicila»
Iniciamos la parada al este de la Denominación de Origen, en la provincia de Burgos, más concretamente en la cuna del lechazo, Aranda del Duero, nada mejor que comer el típico cordero asado en horno de leña y acudir a visitas a las bodegas subterráneas que aún operan en la localidad, además de finalizar la visita paseando por los parques que bordean el río Duero o dejándose impresionar por la riqueza arquitectónica de su casco antiguo. Fuera de la población podemos visitar las Bodegas de Prado Rey o el imponente Hotel bodega de Torremilanos.
Otra de las paradas obligatorias es la población de Quintanilla de Onésimo, lugar perfecto para pasear por su puente, construido en 1583 y anfitriona de la esencia echa en vino de la mano de las Bodegas Arzuaga Navarro, con su propuesta de enoturismo perfecta, vino, bodega, restaurante, hotel y Spa.Esto es solo una pequeña pincelada de los lugares a los que ir para realizar turismo gastronómico o enoturismo en la Ribera del Duero, donde la bebida es importante pero la oferta de sitios con gran importancia histórica, cultural y arquitectónica, la dotan de una privilegiada para recibir al visitante y devolverle una experiencia gastronómica inigualable.
Otra de las ventajas de este tipo de viajes, es la cantidad de actividades que se pueden realizar, que junto con los alojamientos de la zona, suponen una oferta realmente atractiva por su relación calidad precio.
Un destino económico si se consume con moderación, para realizar una escapada con amigos y vivir una nueva experiencia, incluso, en pareja, una escapada que junta tranquilidad y calidad.
