Anatomía de un tomate: analizamos desde sus características hasta sus diversas tipologías. También incidimos y explicamos sus numerosos beneficios en el capítulo de la salud
Al contrario de lo que mucha gente piensa, el tomate es una fruta.
Para definir a un producto como una fruta la clave es que consumamos la parte comestible de la planta que contiene las semillas. Así pues, desde ese punto de vista científico, el tomate es una fruta.
El tomate es una planta perteneciente a la familia de las solanáceas (en la que también se enmarcan las patatas, el tabaco, el pimiento o la berenjena).
De origen sudamericano, el tomate empezó su historia evolutiva como pequeñas bayas amargas y se comenzó a cultivar de manera sistemática en México.
En la actualidad es cultivado y degustado en todo el planeta y se desarrolla en una cantidad muy estimable de tipos, algunos de los cuales se mencionan en este artículo, en el que también profundizamos en sus múltiples beneficios para la salud como hicimos hace unas semanas con el aguacate.
Diferentes maneras en las que se puede degustar el tomate
Se puede tomar crudo, pues así suministra la cantidad más elevada de nutrientes. Para posibilitarlo, puedes mezclarlo en ensaladas junto con otras legumbres, hortalizas o verduras.
También puedes ingerirlo cocido e incluso encurtido, aunque debes saber que, a mayor tiempo de cocción, menos cualidades aportan sus nutrientes.
El tomate es una de las frutas que resulta altamente recomendable consumir a diario. En ensalada, como acompañamiento, solo o como ingrediente de nuestros platos, se ha erigido en un elemento esencial de la dieta mediterránea.
Los orígenes del tomate, que contiene un sofisticado entramado evolutivo y genético
La historia civilizada del cultivo de los tomates se remonta a la época de los aztecas en México, que lo hacían germinar en sus tierras. Con la llegada de Cristóbal Colón, muchos españoles primero, y europeos después, se percataron de las cualidades de este producto, por el sabor y el bienestar que aportaba.
En concreto, para los amerindios aztecas, el nombre del tomate era ¨tomatl¨, que en su idioma significaba ¨fruta hinchada¨, unas características que mantienen hoy día los tomates, ya que salen en primera estancia pequeños y después se van haciendo más redondos, y modificando de ese tono verde (de cuando no están maduros) a uno más rojo y sabroso, indicadores de su plenitud.
El caso es que, cuanto más averiguamos sobre el tomate, más asombroso nos resulta. Respecto a su origen primigenio, se especula que hace 65 millones de años un meteorito se estrelló en la península del Yucatán y causó una nube que cubrió la luz del sol.
Como resultado, se generó un cambio climático que provocó la extinción de los dinosaurios y del 75% de las especies del planeta. Lo que más nos sorprende hoy día es su asombrosa diversidad genética, que le permitió adaptarse a esas nuevas condiciones que generó esa ´noche permanente´ derivada del impacto del meteorito en nuestro planeta.
En esa línea, 300 científicos documentaron en 2012 la secuencia completa del genoma del tomate, y se constató que este posee 35.000 genes, 7.000 más que el ser humano, que se explican por de las numerosas mutaciones que triplicaron varias veces su ADN.
Variedades del tomate, con una atención especial para el kumato
Existe una formidable cantidad y calidad de tipologías de tomate. Uno de los que más nos gusta es el tomate kumato, conocido como el tomate negro, ya que tanto por fuera como por dentro es mucho más oscuro que el de uno típico.
El gran valor añadido del tomate kumato descansa en su pulpa, tan deliciosa como apreciada, hasta el punto de que hablamos de uno de los tomates mejor considerados culinariamente, tanto por su sabor como por su aspecto, y se cultiva en algunos países de Europa, Turquía y Canadá.
También merecen mención propia variedades como el tomate raf, el de colgar, el de corazón de buey, el cherry, el redondo liso, el rama o el comanche
8 Ventajas que aporta el consumo regular del tomate
- Favorecen una mejor reparación de las células y vivir más tiempos con buena salud y vigor. Uno de los principales beneficios que representa el consumo de tomate es la gran cantidad de antioxidantes que contiene. Se ha acreditado que los tomates contribuyen a mantener las células jóvenes y retardar su envejecimiento. Ingerir 200 gramos de tomate cada jornada representa satisfacer el 80% de las necesidades diarias de vitamina C, el 27% de las de vitamina A y el 13% de la vitamina E. Las tres vitaminas son medicina preventiva para atenuar la degeneración de los tejidos, con lo que se previene el envejecimiento prematuro, al tiempo que fortalecen el sistema inmunitario. Sobresale el contenido en vitaminas del grupo B, más elevado que el de otras hortalizas, en particular el de vitaminas B1, B6 y sobre todo de ácido fólico (200 g cubren el 25% de las necesidades). Estos nutrientes posibilitan la obtención de energía de los alimentos y regulan al sistema nervioso.
- Afina el sentido de la vista. Además, el tomate sobresale por cómo mejora el sentido de la vista, debido a la vitamina A que contiene, así como también ayuda a prevenir la ceguera nocturna.
- Incrementan el flujo sanguíneo. Los tomates optimizan la circulación de la sangre, por lo que se reduce el riesgo de padecer problemas cardiovasculares, como por ejemplo el infarto de miocardio.
- Minimiza los niveles del colesterol ´dañino´. De la misma forma, consumiendo tomates se pueden reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre gracias a su alto contenido en licopeno.
- Aportan propiedades diuréticas. Dicho de otra manera: contribuyen a erradicar toxinas y elude la retención de líquidos.
- Mejora la salud bucodental, el pelo y la piel.
- Fortalece nuestro sistema óseo, beneficiando así a los huesos. El licopeno actúa logrando que nuestros huesos estén en un estado de mayor vigor, un dato muy relevante para propiciar una mejor calidad de vida en las mujeres maduras, tras afrontar el proceso de la menopausia.
- Funciona como potente elemento anticancerígeno. El tomate proporciona un extraordinario factor anticancerígeno en órganos como la próstata, el pulmón, intestinos, estómago o riñones. Si hablamos de antioxidantes, aún más eficaz que la vitamina E, es el mencionado licopeno. Además, multiplica esos efectos gracias a carotenoides como el betacaroteno, la luteína o el fitoeno.