Las maneras tradicionales de crear un negocio hostelero están muriendo lentamente dejando paso a nuevas ideas y conceptos.
Cada día encontramos nuevas fórmulas y tendencias gastronómicas que jamás llegaríamos a imaginar. En este caso, nos vamos a centrar en los restaurantes Pop-Up.
Esta nueva manera de entender en negocio hostelero se basa en el principio de la efimeridad y el misterio, ya que son cenas o comidas que se organizan en sitios insospechados y no usados regularmente como restaurantes.
Mantienen en secreto el menú hasta el último segundo y buscan ofrecer una experiencia gastronómica que vaya más allá de la clásica.
Esta idea innovadora de la restauración Pop-Up nació en el bohemio East End londinense, donde jóvenes chefs buscaban una nueva vía de hacer las cosas en la cocina. La idea que se les ocurrió fue la de ofrecer comidas modernas y de calidad en la que los platos solo se elaborasen para ese único momento, añadiéndole así un valor de fugacidad que llamó la atención del público.
Los lugares escogidos para ofrecer estas cenas eran espacios que normalmente no son utilizados para fines gastronómicos (como pueden ser fábricas abandonadas, estaciones de metro o parques públicos). Y si todo esto no fuese suficiente para convencer al público, el menú y el lugar de la cena no se dan a conocer hasta el último momento.
Así que sí, los restaurantes Pop-Up ofrecen a los comensales una aventura sensorial en la que la comida y el entorno se funden para crear ambientes únicos e irrepetibles.
Restaurantes Pop-Up para la captación de clientes
El método Pop-Up no se utiliza únicamente para nuevos conceptos de restaurantes, también hay ciertos locales gastronómicos que deciden aplicar cenas Pop-Up para escapar de la cocina regular que hacen. Por lo que cada día es más común que numerosos restauradores reserven ciertos días del mes para salirse de la carta y experimentar con lo que quieren ofrecer.
Esto les ayuda a atraer nuevos clientes, además de mejorar la calidad de la experiencia de los ya habituales, que verán en este tipo de cenas una manera de probar nuevas cosas y escapar así de la rutina.
También se utiliza la técnica Pop-Up para probar nuevos conceptos de restaurante, ya que requieren una inversión mucho menor: solo hay que tener el dinero para ofrecer el servicio una noche, y además no se necesita un local propiamente dicho.
Con esto, los restauradores se aseguran que su idea es buena para desarrollar como negocio y no una idea, que, aun pudiendo parecer bonita, no es viable para poder vivir de ella.