Repasamos las claves que caracterizan las descripciones culinarias y gastronómicas del prestigioso escritor nipón
Haruki Murakami (Kioto, Japón, 1949) es uno de los escritores más interesantes (y leídos) de nuestro tiempo. Los relatos y las novelas de este autor nipón rezuman intimismo, búsqueda vital, sensualidad, melomanía y buenas dosis de introspección y aventura.
Pocos autores como él hablan de personalidad, música, moda, cocina y sexo. En este artículo vamos a indagar por qué es más que recomendable la lectura de sus textos para estimular el gusto para elaborar y degustar comida.
El placer de elaborar alimentos y disfrutarlos es una de las constantes de las principales creaciones de Murakami, como Tokyo Blues, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Sputnik, mi amor o Kafka en la orilla.
Cómo Murakami estimula el arte gastronómico
Algunos de los pasajes clave de sus libros están marcados por el modo en que sus protagonistas elaboran y comparten platos, mientras los disfrutan.
Hay un tono minucioso y preciosista en la manera en la que Murakami expone las habilidades culinarias de los personajes, que tiene que ver con una actitud atenta en la cocina, de completa inmersión en lo que se hace.
Esa manera de confeccionar preparaciones tiene un toque reconciliador con la vida y gratificante en un tiempo como el actual, tan saturado de estímulos y enfoques que llevan a la multitarea.
El restaurante Tsumiki, donde puedes comer los platos de Tokyo Blues
La fama de las narraciones gastronómicas de Murakami, que siempre está en las quinielas para ganar el Nobel de Literatura (aunque ya ha logrado galardones tan relevantes como el Jerusalén, el Norma Literary Prize o el Frank Kafka) es tal que un restaurante de Nishinomiya, donde se crió el autor, elabora los platos más importantes de su novela ‘Tokio Blues’ y los sirve al público con gran aceptación.
Resulta muy interesante conocer cómo se articulan las propuestas del restaurante, cuyo proceso queda de relieve al leer las declaraciones al respecto de su cocinero principal el chef de Tsumiki, Eishu Kanayam
«Lo más difícil a la hora de confeccionar estos platos fue que no había imágenes, por lo que tuve que leer detalladamente lo que estaba escrito y emplear mi imaginación para elaborarlos»
El restaurante está emplazado a pocos metros del templo sintoísta de Nishinomiya, un lugar sagrado que los habitantes del lugar afirman que inspiró al creador nipón para cincelar su novela Norwegian Wood.
Un corazón que se enamora en Norwegian Wood gracias a la destreza cocinera
Al margen de su talento para incluir la preparación de la comida en la ficción, Murakami publicó en 1998 una guía con sus restaurantes favoritos.
En «Norwegian Wood«, Toru Watanabe, el personaje protagonista, es cautivado por la habilidad en la cocina de una chica llamada Midori, quien es capaz de confeccionar exquisitos platos japoneses como «caballa marinada en sopa de miso al estilo de Kioto» o «arroz salteado con setas shimeji«. A través de esa destreza, el corazón de Watanabe queda lenta e irremisiblemente hechizado.
Cómo muestra, este pensamiento del protagonista en un momento de la historia en la que empieza a ser consciente de lo que siente por su partenaire femenina: «la cocina de Midori era mucho mejor de lo que nunca me hubiera imaginado».
Escribir y comer ostras fritas cocinadas por uno mismo
El gusto por la comida de este autor japonés transpira también en sus entrevistas y encuentros públicos.
En su momento, Haruki Murakami confesó durante una encuentro literario que el acto de escribir es tan «solitario» como el de comer ostras fritas cocinadas por él mismo, según recogieron en su momento los medios japoneses.
«Cuando como ostras estoy solo, pero están deliciosas. Es como la relación entre la soledad y la libertad. Ambas giran en un círculo interminable».
Cómo Murakami honra la comida japonesa en sus obras
Murakami es un experto en explorar los sentidos y el placer de comer. Hasta el punto de que una parte muy significativa de la variedad de la comida japonesa está en su obra: ubon,tofu, soba, soja, bantó…
Además sus personajes disfrutan de forma especial el hecho de realizar la compra y de preparar con detalle toda clase de platos. Cuando habla de la comida, el autor emplea adjetivos de fuerte carga sensorial. Murakami es un maestro en describir el goce y los matices, olores y texturas que representa el arte de comer.
Tanto que acaba ‘contagiando’ ese gusto por comer al lector o lectora, transmitiendo ese deleite por todo el proceso (logístico, artesano, sensorial y social) que representa comer, ya sea en solitario o acompañado.