En el mundo de la alimentación y la nutrición, a veces, parece que no se ponen del todo de acuerdo.
Hace tiempo la dieta mediterránea no era muy aconsejable, sin embargo, desde hace años sabemos que es una de las más equilibradas y sanas. Mala publicidad, mala fama, leyendas… muchos factores que posicionan un alimento como bueno o malo.
Con el interés actual por las dietas y por los alimentos orgánicos y sanos, para muchas personas es importante saber y entender lo que están comiendo.
Pues bien, al sumergirte en este mundo, ciertos alimentos quedan totalmente prohibidos y otros se pueden consumir sin más miramiento. ¿Cuál es el problema? Muy sencillo: algunas dietas se basan en alimentos que se ha descubierto que no son tan sanos. ¡Entérate de cuáles son!
Granola, no es la panacea que cuentan
Incluida en un sinfín de dietas, se trata de una mezcla de grano entero y nueces, que contiene muchas calorías, ¡grasas y azúcar! De hecho, este azúcar se añade solo para contrarrestar la falta de sabor que causa la fibra añadida.
Así, tiene sabor, pero pierde las propiedades adelgazantes con las que se anuncia. ¡Mucho cuidado con la granola!
Comida light, ¡en el punto de mira!
Muchas veces, al hacer dieta, lo primero que hacemos es comprar alimentos light. Estos, aunque es cierto que contienen menos grasas, presentan altos porcentajes de azúcar.
Además de por lo evidente (no te ayuda tanto en la dieta y no es tan sano, dado su contenido de azúcares), la llamada comida light es una etiqueta comercial, es decir, una media verdad.
Si te fijas en la letra pequeña de anuncios o envases, sus propiedades siempre están supeditadas a practicar ejercicio y llevar una dieta equilibrada.
Por tanto, como recomendación, solo adquiere los productos light que te mande tu endocrino o nutricionista.
No es pechuga de pavo todo lo que se vende como tal
La pechuga de pavo en lonchas es uno de esos alimentos que no faltan en ninguna dieta. Aunque es cierto que la carne de pavo (los filetes, vaya) es rica y baja en grasas, en las lonchas solo encontrarás un 70% de pavo.
¿Y el resto? Harinas, sal, agua, ¡azúcar! y, en algunos casos, leche en polvo. ¿Nunca te has preguntado por qué las lonchas resultan tan adictivas? En la composición tienes la respuesta.
Zumo o ¿por qué no es igual que tomarte la pieza de fruta?
El zumo envasado no es lo más sano del mundo, seamos realistas. Si quieres zumos en tu dieta, lo mejor es que te asegures de comprar un producto natural o, mejor aún, que lo hagas tú mismo.
Eso sí, en ningún caso, beber zumo es algo tan sano como se cree. Obviamente, siempre es mejor un zumo natural a una cerveza, pero la fruta hecha jugo contiene azúcares libres. Exacto, azúcares que no son beneficiosos para la salud y que, desde luego, tienen poco de fit.
La gran pega de las tortitas de arroz o de maíz
Por mucho que te vendan lo contrario, ¡no son saciantes! Entonces, siempre te pasarás de la cantidad recomendada y, en consecuencia, estarás dándole a tu cuerpo un exceso de sal y saborizantes artificiales.
Si quieres tortitas de arroz o de maíz, aunque cueste un poco más, hazlas tú mismo.
Sushi: arroz, algas y unos aditivos indeseables
Puedes pensar que el sushi es ideal para las dietas: contiene las proteínas del pescado y los hidratos sanos del arroz, además de verduras y algas.
El problema es que al sushi se le añaden otros ingredientes como mayonesa, queso cremoso, derivados del maíz y soja, que tiene un contenido muy alto de sodio.
Por si fuera poco con esto, el arroz usado para hacer el sushi tiene un alto contenido en azúcar y almidón.
Por tanto, el sushi solo en los restaurantes o en tu casa.
¡Nada de tomar los precocinados!
Bebidas isotónicas, el gran engaño
Aunque parezcan una gran opción para recuperarnos después del deporte, la verdad es que contienen demasiados azúcares.
En su lugar, puedes ingerir plátanos, que aportan más energía y no tienen azúcar.
Como ves, el mundo de las dietas está plagado de diferentes estratagemas para que, al final compres alimentos poco recomendables que cronifiquen tu proceso de adelgazamiento. Por eso, lo mejor es leer bien las etiquetas y siempre ponerse en manos de especialistas.