El chocolate blanco siempre ha sido polémico. De hecho, pese a su nombre, no está considerado chocolate, como sí lo están el negro o el que tiene leche.
Cada 22 de septiembre, se celebra el Día Internacional del Chocolate Blanco, un dulce de sabor irresistible, que tiene la desgracia de contar con un nutrido grupo de detractores.
Comenzaremos destacando, que su color no es blanco, sino, más bien, amarillo. Aunque resulte delicioso para sus defensores, pero… ¿qué es exactamente el chocolate blanco? nos preguntamos…
En realidad, el chocolate se caracteriza por un sabor amargo, razón por la cual se convirtió en competidor y/o compañero ideal de tés y cafés.
El chocolate empezó a industrializarse en el siglo XVIII y su composición era muy simple: manteca, azúcar y cacao. Este cacao se obtenía y obtiene mediante un proceso de fermentación, secado y tostado del grano, procedimiento distinto al empleado para conseguir chocolate blanco. ¿Por qué, entonces, lleva el nombre de chocolate blanco?
El chocolate blanco no es chocolate canónico
Si el chocolate, tal y como lo conocemos, se prepara con cacao, azúcar y manteca, considerar el chocolate blanco como chocolate de pleno derecho es difícil. La razón es que cumple, más o menos, con la fórmula maestra, pero es, precisamente, ese más o menos el foco de la polémica: en lugar de cacao y manteca, se emplea manteca de cacao.
Para comprender el porqué de esta receta, tenemos que remontarnos a las primeras décadas del siglo XX, cuando el chocolate blanco fue inventado. Sucedió en 1930, de la mano de Nestlé y su ya mítica chocolatina Galak. En este caso, el cacao desapareció de la ecuación en favor de la leche.
Dicho de otra manera, Nestlé desafió las leyes del juego y promocionó como chocolate algo que no llevaba cacao. Según la compañía, la idea de crear este dulce, de aspecto similar al del chocolate, surgió como una manera de dar salida al excedente de leche en polvo, preparada para los soldados de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
¿Por qué se dice que el chocolate blanco es el dulce de las 2 mentiras?
La manteca del cacao es, básicamente, la grasa del cacao, la misma que se manifiesta en el proceso de elaboración del chocolate tradicional. Tiene un sabor similar, sí (aunque en el producto final no es así), y también sale del grano del cacao, pero lo que se dice cacao no es.
Debido a que el chocolate no sería nada sin el cacao, la primera mentira del chocolate blanco reside en su denominación. Imaginamos que escogieron el nombre chocolate para facilitar su comercialización, es decir, como truco marquetero.
Respecto a la segunda, tiene que ver con el color. ¿Quién lo ve blanco? es la pregunta más adecuada porque, seamos sinceros, su tonalidad es amarillo hueso. Por tanto, podrían haberlo llamado chocolate rubio o albino, pero escoger blanco fue abusar un poco de la creatividad, ¿no te parece?
Además de todo, en la web del Ministerio de Sanidad y Consumo, dentro del apartado Azúcares y artículos de confitería, incluye el epígrafe 17.04. De nombre “Artículos de confitería sin cacao”, entre todos los dulces que aparecen, se encuentra el chocolate blanco.
Según esto, a efectos legales, el chocolate blanco no está considerado chocolate en España, solo un dulce. Otro país donde también existe regulación para el chocolate blanco es Estados Unidos. Allí, para que goce de la categoría de chocolate, tiene que contener, al menos, un 20% de manteca de cacao.
Lo que intuyes del chocolate blanco y no te atreves a confirmar
Independientemente de que el chocolate blanco no sea chocolate, sino, más bien, un aroma de su grasa, está muy bueno y resulta bastante adictivo, según cómo tengas el día.
En general, las madres siempre dicen que el chocolate blanco no es bueno para la salud, sino un capricho que hay que tomar con moderación. ¡Oh, santa sabiduría maternal! Dan en el clavo.
Por desgracia, que se celebre el Día del Chocolate Blanco, no significa que sea un alimento saludable. De hecho, uno de sus principales defectos es que siempre es dulce, demasiado dulce, es decir, al tomarlo, estás metiéndole al cuerpo un chute excesivo de azúcar.
Los otros tipos de chocolate en el mercado, por muy dulces que sean, jamás alcanzan las cifras de azúcar del chocolate blanco.
Además, el azúcar es el menor de sus problemas, dado que el chocolate blanco tiene tantos retractores porque suele incluir aceites de palma, grasas trans o edulcorantes varios.
No todo es malo, puesto que a su sabor se unen características muy apreciadas en repostería, como su excelente plasticidad y lo bien que combina con cítricos, sal y, en general, alimentos ácidos.
De cualquier manera, ¡una vez al año, no hace daño! Así que te invitamos a que celebres el Día del Chocolate Blanco como debe ser, es decir, ¡con tu dulce favorito de este chocolate no chocolate!