El consumo de insectos ha complementado la dieta de los seres humanos a lo largo de toda la historia, pero ahora más que nunca es una tendencia en la industria alimentaria mundial.
Los insectos se consumen sobre todo en las regiones de Asia, África y América Latina, pero poco a poco, su consumo ha ido extendiéndose hasta llegar a algunos países occidentales. Es cierto que esta práctica alimentaria nos resulta repulsiva, y esto se debe, según la FAO, a que “al desarrollar la agricultura sedentaria, comenzamos a percibir los insectos más como una amenaza que como una fuente de alimentos”.
Actualmente, hay registrados, al menos, 750.000 especies de insectos en el planeta, de los cuales se consumen más de 1.900, una cifra que aumenta a medida que las investigaciones avanzan. De éstos, los insectos más consumidos, según los datos de la FAO, son los escarabajos, las orugas, las abejas, avispas y hormigas, seguidos de los saltamontes y grillos.
La entomofagia no va dirigida únicamente a los humanos, sino que se plantea la utilización de insectos como sustituto de los piensos para peces y aves de corral.
Beneficios de la entomofagia
Si comparamos la cría de insectos con la del ganado tradicional, los primeros ofrecen mayores beneficios en términos de medioambiente, salud y medios sociales, ya que no dependen tanto de la tierra, necesitan mucha menos agua y los gases de efecto invernadero que emiten son muy inferiores a los del ganado.
Los insectos proporcionan nutrientes y proteínas de calidad comparables a las de las carnes o el pescado, conteniendo además una buena cantidad de fibra y micronutrientes. Este alto aporte de nutrientes los convierte en un complemento alimenticio ideal para niños con problemas de desnutrición.
Otro beneficio a favor de la cría y consumo de insectos es que plantean un riesgo mínimo de transmisión de enfermedades, como la gripe aviar o la enfermedad de las vacas locas, ya que, actualmente, no se ha registrado ningún caso derivado de la entomofagia.
Comida del futuro
El cambio climático, el crecimiento demográfico y la explotación de los recursos han provocado que la industria alimenticia busque nuevas formas sostenibles de alimentar a la población, desarrollando así, no solo la entomofagia, sino también logrando crear comida con impresoras 3D, o formulando una agricultura celular.
Como se está viendo, la entomofagia se está desarrollando como una comida del futuro gracias a la facilidad de la cría de invertebrados, al gran aporte de proteínas, a su bajo contenido en grasas y a su bajo coste, convirtiéndolos, de esta manera, en la mejor sustitución de los ganados.
¿Te has planteado consumir comida impresa en algún momento? Es muy posible que en poco tiempo asistamos a restaurantes que ofrezcan platos “cocinados” con impresoras 3D. Estas impresoras, en lugar de utilizar cartuchos de tinta, contienen cápsulas cargadas de los ingredientes que imprimen capa sobre capa hasta lograr el plato deseado.
Otro de los avances alimenticios que veremos en un futuro no muy lejano es la agricultura celular. Una técnica que consiste en cultivar tejidos animales en un laboratorio a partir de las células madre de animales, eliminando de esta forma la necesidad de criar y sacrificar ganado.
¿Te atreves a probar alguna de las nuevas tendencias alimenticias que vienen?