El avance de la tecnología y la innovación en los campos de la alimentación y la gastronomía es imparable
Somos 7 mil millones de personas en el mundo, la tierra para cultivar se reduce y aun así, pronto será insuficiente, nos hemos conectado entre todos como jamás lo hemos estado, y aun así tenemos el problema que nos ha acompañado por siglos: la capacidad de producir alimentos para todos.
Afortunadamente, la tecnología nos está brindando la oportunidad de sobreponernos a esta tendencia, a analizar y entender cómo funcionan los alimentos, a reducir los desechos, y todo con un único objetivo: brindar comida a los casi 1.000 millones de personas que no tienen comida hoy en día.
¿Quieres saber cómo? Aquí tienes algunas formas de cómo la tecnología ya está cambiando nuestra comida y la forma en la consumimos, e incluso la desechamos.
1. Organismos modificados genéticamente
La biotecnología ha creado organismos modificados genéticamente, para obtener en ellos ciertos rasgos beneficios, como mayor resistencia a los herbicidas, resistencias a las plagas y potenciar su valor nutricional.
El primer tomate modificado genéticamente, por Flavr Savr, fue aprobado para su consumo humano en 1994, y ya en 1999, 40 millones de hectáreas de cultivo modificado genéticamente fueron comercializados.
En Europa se obliga a etiquetar los alimentos procedentes de organismos modificados genéticamente, mientras que no es obligatorio en Estados Unidos
Actualmente se han modificado: trigo, arroz, avena, pescados, aves, cerdos, vacas y gallinas.
2. La agricultura de la precisión y los Drones
Se refiere a la utilización de sistemas GPS e imágenes por satélite para monitorizar en tiempo real los niveles de rendimiento de los cultivos, suelos, el clima, incluso las dosis de herbicidas, todo para aumentar la productividad de cada hectárea en las granjas de cultivo en todo el mundo.
El sistema comenzó en la década de 1990, y actualmente este sistema es mucho más asequible para cualquier persona y aumenta mucho la calidad y productividad de los cultivos.
En granjas grandes, los agricultores necesitan ayuda para controlar y aumentar la productividad, y nada mejor que la tecnología para ello.
Con drones, o aviones no tripulados, se pueden localizar con exactitud plantas enfermas, dañadas, o aplicar pesticidas, herbicidas o fertilizantes en ciertas zonas, es decir, las que las necesiten solamente, evitando aplicaciones arbitrarias generalizadas.
3. El Internet de las Cosas (IOT)
El internet de las cosas vino y ha cambiado el mundo de la tecnología: conecta las cosas. Y ha llegado ya a la agricultura.
Un ejemplo es la empresa catalana WaterBee, que crea un sistema que recopila datos sobre el contenido del suelo y demás factores para reducir el consumo de agua y obtener el mismo rendimiento.
Hay ya muchísimas empresas del IOT que están revolucionando la gastronomía y la agricultura. Y todo apenas está comenzando.
4. La impresión 3D
La impresión de comida 3D es algo que aún se estudia, pero irrumpirá en la gastronomía en algún momento, eso ya no puede detenerse. Actualmente el logro más grande viene de 3D Systems que imprimió caramelos comestibles completamente, y ya tiene un contrato para imprimir chocolates Hershey’s.
Modern Meadow está trabajando en la impresión de carne para reducir la cantidad de ganado y sus respectivas emisiones. La NASA ya posee una impresora que imprime pizza comestible. Y hay muchas empresas ya dedicadas a la impresión de comida.
5. La ubicación de las granjas
La tierra de cultivo en muchos sitios del mundo es cada vez menor, y eso les obliga a innovar para poder cultivar alimentos. En Londres, por ejemplo, se han creado cultivos subterráneos, en túneles antiaéreos abandonados, funcionando como proveedores para los restaurantes ubicados arriba de dichos túneles.
La tecnología hidropónica se está haciendo más popular para cultivar sin tierra, utilizando agua rica en nutrientes. Londres ya comenzó, y poco a poco su uso crecerá.
Phillips ya trabaja en bombillas LED que producen longitudes de onda que podrá servir para nutrir y alimentar a plantas de interior en edificios enormes como los ubicados en Dubái o Nueva York. Dichas bombillas no se calientan y pueden utilizarse en distintos tipos de cultivo, además de las plantas de interiores para los que fueron diseñados originalmente.