Análisis de los 6 beneficios principales a la salud bucodental y digestiva que aporta masticar con esmero y atención
Uno de los motivos fundamentales por los que es importante masticar adecuadamente los alimentos es porque este proceso favorece una digestión óptima, minimizando así las opciones de sufrir de pesadez estomacal, gases y molestias gástricas.
En este artículo profundizamos en los beneficios que reporta al ser humano un eficiente proceso de masticar bien la comida, con esmero y atención.
Una rutina que nos ancla en el presente, propiciando el deleite en el disfrute del alimento que consumimos, al tiempo que fortalecemos nuestra salud bucodental, digestiva y mental.
Beneficios que comporta el hábito saludable de masticar la comida
1- Posibilita una digestión más rápida y liviana
Al masticar, nuestra saliva segrega enzimas que potencian la formación del bolo alimenticio, lubricando la comida y desintegrándola con la ayuda de nuestros dientes.
De este modo, cuando el alimento llega a nuestro estómago, digerirlo requiere de menos trabajo, por lo que las digestiones serán mucho más livianas, placenteras y rápidas.
A menudo olvidamos (o no tenemos en cuenta) que masticar representa el primer paso del proceso de la digestión.
Hay un adagio oriental que ilustra perfectamente esta utilidad, emplanzándonos a la actitud adecuada cuando masticamos: «beber los sólidos y masticar los líquidos».
Este aforismo pone de relieve la relevancia que representa masticar correctamente los alimentos. El caso es que esta acción, en realidad, funciona como una suerte de predigestión; en la que descomponemos la comida en pedazos más diminutos, mientras esa acción estimula la saliva y los jugos digestivos.
Al masticar bien se incentiva también el adecuado funcionamiento del sistema endocrino, otorgando el tiempo adecuado a nuestro organismo para que segregue todas las sustancias necesarias para una buena digestión.
2- Favorece una absorción más adecuada de los nutrientes
Para lograrlo, basta con que mastiquemos bien los alimentos, de manera que cada órgano comprometido en la digestión extrae un rendimiento más óptimo de los alimentos, eludiendo de esta manera cualquier tipo de sobreesfuerzo.
3- Nos hace sentir más saciados, lo que previene las situaciones de obesidad
Gracias al hecho de masticar correctamente, tardamos más tiempo en engullir y digerir los alimentos. Ese tempo despacioso en el procesamiento de la comida hace que nos saciemos antes, por lo que comemos menos, condición primordial para adelgazar y combatir la obesidad.
Debido a ese motivo, los nutricionistas ponen el acento en masticar bien los alimentos. En esa dirección, docenas de estudios han constatado estos beneficios y han acreditado que cuando los participantes de esas investigaciones masticaban, por ejemplo, almendras durante más tiempo, las partículas más pequeñas eran mejores y el cuerpo las absorbía con más facilidad y rapidez.
En esa misma línea, otros estudios documentaron que cuando los participantes de la investigación masticaban adecuada y laboriosamente, los sujetos de la prueba consumían un 11,9 por ciento menos de calorías, con independencia de si eran delgados u obesos.
Esos estudios constataron, así mismo, que los participantes perdieron peso y grasa, al tiempo que relataron sentirse más con más energía y vitalidad durante toda la jornada.
4- Fortalece el sistema inmunitario
Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Manchester descubrió que comer más despacio puede incluso mejorar el sistema inmunológico.
En concreto, demostraron que, cuando masticamos, esa acción genera una clase particular de célula inmunitaria denominada Th17, que protege contra las infecciones bacterianas y fúngicas que se localizan primordialmente en la lengua y los dientes.
5- Aminora la acumulación de placa en los dientes
La masticación despaciosa, ejercitada en ese tempo durante toda la comida, produce más saliva, lo que posibilita descomponer la comida en la boca y garantiza que está en condiciones idóneas para ser digerida en el estómago.
Una mayor producción de saliva también contribuye a remineralizar los dientes y recompone los niveles de pH de la boca después de comer ácidos y azúcares, minimizando así la probabilidad de padecer caries.
Además, se fortalecen los dientes y las encías, al tiempo que se estimula la secreción de saliva, que favorece tanto que los alimentos se adhieran a los dientes, previniendo así las caries, como también beneficiando a las encías, gracias a las propiedades antibióticas de la saliva.
6- Oxigena tu cuerpo y contribuye a la relajación del cuerpo
Estos efectos benéficos se reflejan en una sensación de bienestar que reduce los niveles generales de estrés.
Además, esa actividad funciona como acicate de los músculos de la cara, incrementando de este modo el flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que se traduce en una actividad cerebral saludable.